sábado, 29 de octubre de 2011

Puentazo de Halloween



Si bien es cierto que me siento profundamente española (adoro nuestro idioma, nuestras costumbres, nuestra historia, tradición y cultura, nuestra comida...), una americanada como es la celebración de Halloween (y no los Santos, que parece que caen en un plano secundario), constituye la excusa perfecta para un puentazo de 4 días. Pretendo dormir hasta hartarme, ver todo el cine que tengo retrasado (se me acaba de descargar "Más allá de la vida", así que empezaremos por ella), estudiar, avanzar en mi Trabajo de Fin de Grado y hacer el portafolios (una especie de resumen que justifica lo hecho/aprendido cada día de mi rotación por Urología).
Pero lo mejor del puente es, sin duda, la perspectiva que me da alejarme de lo cotidiano, de las comidas con mis amigos del MIR en el pabellón, de mis compañeros de otros cursos, de cambiarme espalda contra espalda con desconocidos en las taquillas... y en su lugar, ver cómo ilumina el sol por las mañanas mi casa y la da ese ambiente especial y desconocido porque nunca estoy aquí para verlo, o cómo se levanta mi familia (yo soy la que primero se va de casa), o el olor del café de cafetera inundando la cocina. Y es que ayer, mientras tomaba unas cañas con mi Adjunto de una rotación de cuarto curso (en la que me hice más médico que nunca), me dí cuenta de que pese a que llevo todos estos años deseando acabar la carrera, me queda muy poco para dar un vuelco a mi vida y hacer que los años se contabilicen de enero a diciembre y no de septiembre a junio, de emanciparme al fin, de tener nuevas preocupaciones como nóminas y facturas, responsabilidades... Tengo miedo. He descubierto que me acongoja al mismo nivel que lo anhelo. Voy a tener que madurar de una vez por todas y sin vuelta atrás.
En cualquier caso, alguien me dijo una vez que solía adelantarme demasiado a los acontecimientos que estaban por venir, así que pensando en hoy mismo, voy a salir de fiesta loca esta noche hasta que los pies no me aguanten, que mi mejor amiga celebra su cumpleaños, y mañana me preocupo de lo ocurra entonces, que ahora es pronto!!!

martes, 25 de octubre de 2011

Un día calmado... ¿o no?

Releyendo mi última entrada (cosa que no repetiré, o borro todo el Blog), me he dado cuenta de que si alguien en la red me está siguiendo, me imaginará como una loca que va de aquí para allá corriendo. Casi pero no. 
Hoy, por ejemplo, he decidido que iba a ser un día tranquilo. Evidentemente, la definición correcta a esas palabras corresponde a que hubiese estado tirada en un sofá viendo la tele y comiendo (mis planes para este puente, por cierto), pero en la vida del estudiante un día tranquilo es diferente.
Parto de tres principios:
- Ya que odio con toda mi alma madrugar, si me levanto, es para aprovechar el día.
- Soy estudiante en P-R-Á-C-T-I-C-A-S. Esto no todos los médicos lo entienden, pero quiere decir, en esencia, que estoy allí para ver mucho, hacer lo que pueda y preguntar hasta colmar a quien le toque aguantarme. Y todo esto, no sólo gratuitamente, sino pagando. Esta es la diferencia entre el Residente y yo: los dos pringamos, pero si alguien tiene que llenarse de mierda, será el Residente, porque yo contribuyo a su sueldo.
- En el Pabellón de Estudio somos ciento y la madre, de modo que si me cruzo con gente a la que no veo, es de rigor pararme a hablar con él (preferiblemente)/ella sin mirar el reloj.

Pues bien. Por culpa de estos tres principios, me he levantado a las 06:15h y apoyo mi flamante culo en un asiento de mi casa ahora, a 16 horas después. 
La idea es que ya desde el principio la cosa se ha liado: iba unos 15 minutos más tarde de lo habitual, de modo que tus compañeros anónimos de todas las mañanas ya han sido sustituidos por nuevos personajes de seis Metros más allá. Del mismo modo, las personas con las que me desnudo en la taquilla (porque somos así de modernos, sin tapujos... todo mixto), han cambiado y me ha dado por charlar con ellos. Luego a prácticas: sesión, pase de planta, corriendo a informar uno por uno a los quince acompañantes de nuestro paciente gitano (se ve que luego cotejan la información...), de ahí a biopsias prostáticas, el tío que mea sangre porque le han tocado la uretra, se le pasa y de nuevo a correr a quirófano, preguntas teóricas de un Adjunto misterioso con gorro y mascarilla, la cirugía se complica pero logran terminarla. Cuando ya "me escaqueo", a eso de las 13:30h, me empiezo a encontrar compis, y no hay que ser borde: las acompaño a por café (porque ellas SÍ han comido), o hasta la Renfe, o a por el café (él tb había comido)... y cuando llego a mi comida me recogen con espátula mis amis del pre-MIR, que parece que vienen de la guerra y cada día tienen más ojeras. Como y tengo una conversación profunda con otro amigo al que no había visto. Estudio lo que me había propuesto para hoy y mañana y llego a casa dispuesta a contároslo, anónimos lectores, mientras se descarga un nuevo capítulo de Castle. Porque ante todo, soy friki!!! XD

lunes, 17 de octubre de 2011

Hoy no tengo fuerzas para subirme al mundo...

Lunes. He dormido tres horas porque ayer, domingo, mi tutor pensó que teníamos una reunión hoy y tuve que ponerme a chapar a última hora (sí, soy poco previsora). Luego en prácticas me han pasado a planta de urología y un señor ha dicho que nos va a pegar, que no nos descuidemos. Al mismo tiempo, el Adjunto me mandaba para mañana hacer una presentación por no saber contestar a una de sus preguntas (da igual si las dieciocho mil anteriores me las sabía...). De ahí, corriendo las nueve plantas hasta el pabellón de estudio, donde he tenido que suplicar para que me abriesen la sala de informática, porque mi madre le había dado a borrar al mail que contenía todo mi trabajo de anoche. Lo envío, y a correr para comer con mis amigos. 
Llega la tarde, y logro concentrarme rodeada de cafés. Cuando estoy en la cumbre de concentración, comienzan los golpes: el vicedecano ha decidido que, ahora que se acercan los exámenes, va a cambiar todo el mobiliario de las salas de estudio. Olé por pensar en nosotros e invertir dinero en nuestro bienestar, pero con lo largo que ha sido el verano... 
Con este ambientazo, me llaman mis amigos no-médicos y me dicen de cenar. Miro el reloj: ya son las 20:00h., no he terminado lo que me he propuesto, y mi cita con el tutor se ha demorado a mañana, de modo que tengo que finiquitar lo que ayer dejé por imposible. Digo que no a la cena.
Vuelta a casa. Está vacía. Genial. Relax. Cuando tengo el mechero en la mano para encender una barrita de incienso que me dé un poco de tranquilidad, llegan todos, impacientes por hablar. Mientras les cuento y me cuentan, abro el ordenador: tengo plan para el puente de los Santos. Debuti. Reunión con el tutor atrasada al miércoles: se amplía el plazo. Chachi. Se han subido millones de apuntes de nuevo. Menos cincuenta puntos. 
Voy a cenar. Ya son las 23:00h. y aún no he preparado la presentación de urología. Me gustan dos pelis que ponen en la tele, pero alterno cada escena con un vistazo rápido al reloj. No me concentro para ver ninguna de las dos. Vuelta a la habitación. No he fregado; voy a la cocina y friego. Vuelvo. Tengo que encontrar transporte para el plan del puente, y la bandeja del correo está llena con novedades de la Academia del MIR. Me intento poner a hacer algo productivo. Las 23: 45h. Pongo música de Rosana mientras tomo mi ¿quinto?, ¿sexto? café del día. Suena esta canción y lo interpreto como una señal: mañana más y mejor.

Pero no. Aquí sigo, hiperactiva por tanta cafeína y demasiado nerviosa como para dormir. Por favor, que mañana amanezca domingo...

sábado, 15 de octubre de 2011

Primeros pasos de una opositora

Este jueves comencé la Academia de mi temido MIR, y las 6 horitas de clase no resultaron tan horribles como cabía esperar... o tal vez fue la dosis que me proporcionó una de mis compis de chocolate con menta en el descanso. El caso es que superé la prueba y llegué a un acuerdo implacable con una amiga: ella me agobia durante las dos primeras vueltas y yo la desestreso en las dos últimas. Y es que no hay forma mejor de amenazarme que decirme que no me va a dar la nota para hacer la Especialidad que ahora mismo más me importa...
Siguiendo con mi resumen de la semana, ha estado llena de encuentros agradables que parece que me han dado un motivo por el que seguir adelante. Además, he logrado dejar de dormir siestas entre semana y voy a empezar a estudiar desde este mismo lunes para que no se me junten las cosas... y si sobra tiempo, me dedicaré al Trabajo de Fin de Grado, un invento del nuevo plan de estudios que sustituye mi empanamiento mental en el Metro. Y es que si tienes que traducir artículos, no hay mejor sitio que el suburbano, que si tienes dudas de alguna palabra, el de al lado por el puro cotilleo tratará de solucionártela. Doy fe.

Bueno, en mi siguiente entrada trataré de contar alguna anécdota de prácticas, que las hay y muy buenas...

miércoles, 12 de octubre de 2011

Comenzando un nuevo periodo

Como cualquiera puede pensar, a mis 22 años lo único que quiero es tener dinero fácil y viajar a lo loco por cualquier rincón del mundo, salir de fiesta y dormir sin parar durante más de las 4 horas de las que suelo disponer para esta tarea. En su lugar, tomé la equivocada decisión de estudiar Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, y llevo anclada así seis años. Durante mi curso de Sexto, en el que me encuentro, tendré el placer, además, de estudiar para el examen MIR del 2013, que me permitirá formarme como Especializada en algún hospital español y decidirá, en esencia, mi alimento para el resto de mis días. Todo ello a expensas de una nota.
Pero parece demasiada carga como para llevarla sola, así que decidí que cuando empezase la carrera me haría con al menos un puñado de personas con las que mereciera la pena compartir los buenos y malos momentos. En ese sentido, meta cumplida.
Esta carrera te proporciona, en mi experiencia, madurez y responsabilidad (porque aprendes a no salir... un mes antes de que empiecen los exámenes), pero también personajes peculiares de los que aprendes muchas cosas: todos los pre-médicos conocemos al típico friki que sólo vive para y por la carrera, al típico que no pisa el aula ni para los exámenes, al que no sabes de qué clase de jaula salió para ser tan cafre y lograr entrar en Medicina... En fin, para todos los gustos... Lo más recomendable, en líneas generales, es terminar habiendo tenido, como mínimo, una conversación de media hora con cada uno de los que te codeas, que algo sacarás en claro.

Comienzo este Blog para compartir con vosotros, perfectos y anónimos desconocidos, algunas de mis frustaciones y triunfos a lo largo de mi especialización.